lunes, 1 de julio de 2013

Vengeance- Niley- Cap 04

Miley se levantó de la cama en cuanto Nick hubo salido de su habitación y se quitó la ropa. Tomó una bolsa de la lavandería del armario y metió sus cosas en ella. Vestida sólo con el sujetador y las medias, abrió la puerta de la habitación y dejó la bolsa fuera antes de volver a cerrarla. Automáticamente, empezó a prepararse para meterse en la cama: se quitó la ropa interior, se lavó los dientes, se refugió en una ducha de agua caliente, y todo ello intentando negar lo rápidamente que había caído en los brazos de Nick Jonas y bajo su encanto masculino. Envuelta en una toalla y sin nada más que hacer, se sentó en el borde de la cama y se enfrentó a la realidad. Hacía menos de una semana que había fallecido su marido y ella se había lanzado a los brazos de otro hombre. Se sintió cansada. Aunque hubiese querido entender lo que le estaba pasando, nada en su vida la había preparado para aquello. Ni los colegios privados en las distintas ciudades del mundo en las que había vivido, ni el haber ayudado a su padre trabajando con niños desfavorecidos, ni, mucho menos, el haber descubierto que su marido, el hombre que había jurado amarla para siempre, hubiese llevado una doble vida.
¿Cuándo había empezado a desmoronarse su matrimonio? ¿Qué podía haber hecho para cambiar aquello? ¿Acaso habría habido alguna diferencia? ¿Y cómo había sido su comportamiento con Nick Jonas? En esos momentos era la persona a la que menos le apetecía volver a ver. Otro de los acreedores de Liam. Una cosa era dejar que él la consolase y, otra bien distinta, haberle ofrecido sus labios, su cuerpo. Y aun entonces, seguía sintiendo sus caricias. Su beso había sido dominante, diestro, y ella lo había recibido con una indecencia que todavía la sacudía. No debería sentirse así. Debería sentirse culpable, no estar deseando más. Todavía recordaba su olor, su calor. Quería que la sacudiese con su fuerza. No sabía si aquello era una reacción visceral ante la noticia de que Liam le había sido infiel, ante la prueba de que ella no había sido suficiente mujer para él. Miley se metió debajo de las sábanas y se tapó hasta la barbilla, a oscuras. ¿En qué se había convertido su vida, qué la esperaba en un futuro?
A la mañana siguiente, Miley se despertó al oír que llamaban suavemente a la puerta. Había soñado que se encontraba entre los brazos de Nick Jonas. Se sentó en la cama y se retiró el pelo de los ojos. Estaba hecha un desastre. La toalla en la que se había envuelto la noche anterior se le había bajado, y se la subió para taparse al ver que se abría su puerta. Nick apareció, su presencia era imponente y oscura, iba vestido con su característico traje de chaqueta. Sus ojos grises miraron con frialdad su pelo enmarañado, sus hombros desnudos y descendieron hasta el valle de sus pechos. Sintió que una ola de calor le recorría el cuerpo, su piel se volvió de pronto sensible al roce de la toalla. Se pasó la lengua por los labios repentinamente secos y vio cómo se le encendía a él la mirada al verla hacer aquello.
—Buon giorno, señora Hemsworth. ¿Ha dormido bien? —su tono de voz era duro, casi como si estuviese enfadado. Miley luchó por mantener su elegancia.
—Por favor, no me llame así. Yo no... No... —no pudo acabar la frase. No le gustaba cómo sonaba aquel «señora Hemsworth» de boca de Nick Jonas, ni de boca de nadie. Había sido la esposa de Liam, pero no había significado nada para él. Nada de nada. La noche anterior, al pensar en cómo se había dejado caer en los brazos de Nick, se había dado cuenta de que no había sido nada más que otro logro para su marido. Algo de lo que alardear delante de sus colegas. De lo que presumir cuando hablaba de lo lejos que había llegado a pesar de haber dejado de estudiar con quince años y haber pasado por todo tipo de trabajos. Nick frunció el ceño y sus ojos se volvieron todavía más fríos.
— ¿Quieres que te llame Miley? — Ella sintió un ligero escalofrío al oírlo pronunciar su nombre.
—Preferiría que nos ahorrásemos las formalidades.
—Como desees. Todavía no han traído tu ropa, así que me he tomado la libertad de pedir que te trajesen un par de cosas de la boutique del hotel. Espero que te queden bien. También he llamado al despacho de Tom Munroe. Nos esperan a las diez y media.
— ¿Al despacho de Tom?
—Tienes que averiguar lo siguiente que va a pasar, ¿no es cierto? Cuál es tu situación económica.
—Por supuesto. Gracias. Es sólo que me has sorprendido. Saldré dentro de un minuto —por un momento, había olvidado que le debía dinero a aquel hombre. Una importante cantidad de dinero. Era normal que él quisiese saber cómo iba a pagárselo. Nick levantó dos grandes bolsas con el nombre de la boutique del hotel y las dejó encima de la cama.
—Si no te queda bien la ropa, házmelo saber. Se puede cambiar.
—Gracias. Lo haré. — Al darle las gracias, Miley recordó cómo había aceptado él su agradecimiento la noche anterior, y cómo había reaccionado ella misma al sentir el roce de su piel, cómo se le encendía todo el cuerpo sólo con su presencia. Era como si aquel hombre irradiase una droga que intoxicase todos sus sentidos y le dejase la mente en blanco. Era un tipo peligroso. Y tenía un sutil poder sobre ella. Lo mejor que podía hacer era centrarse en todos los minúsculos pasos que tendría que dar para superar aquel día y todos los siguientes, en un esfuerzo por superar el caos que Liam había dejado en su vida.
Cuando Nick cerró la puerta, ella sacó con cuidado el contenido de las bolsas. Se sorprendió al verlo todo y tomó entre sus manos la fina y sugerente lencería de encaje, de un color azul turquesa. También había un liguero a juego. Examinó las tallas. Perfectas. Una idea inquietante se le pasó por la cabeza. ¿Habría escogido aquello él mismo, acariciando la delicada tela con sus largos dedos? Una oleada de deseo la invadió. ¿Se la habría imaginado con aquel conjunto de ropa interior puesto? « ¡No!». Tenía que dejar de pensar en esas cosas, de atormentarse así. Nick sólo había sido lo suficientemente considerado como para pensar en que necesitaba ropa. Eso era todo. Cualquier otra persona habría hecho lo mismo, dadas las circunstancias. Pero lo cierto era que en esos momentos no tenía a ninguna otra persona a la que acudir. Nick Jonas era el único. Y no sabía cuánto tiempo iba a seguir necesitando su generosidad. No. Se estaba volviendo loca si pensaba que había algo más detrás de aquello. Tenía que recuperar la compostura. Tenía que recordarse a sí misma dónde estaba y lo siguiente que tendría que hacer.
Se dio una ducha rápida y se desenredó el pelo. Se puso el exquisito conjunto de lencería, obligándose a ignorar la deliciosa sensación que le proporcionaba la tela al acariciarle la piel. La falda de lana dorada y la chaqueta a juego se le ajustaron a la cintura, acentuando su figura y reafirmando su trillada femineidad como si fuese la armadura de un caballero. Así vestida, se sentía invencible. Y así sería como se comportaría frente a todo el mundo. No había nada para ponerse debajo de la chaqueta, así que Miley se la abrochó, mirándose en el espejo y dándose cuenta de que el generoso escote en «V» dejaba al descubierto la cremosa ondulación de sus pechos. Frunció ligeramente el ceño. No le habría ido mal una blusa.
— ¿Estás lista? Nos da tiempo a desayunar antes de marcharnos. — Miley se volvió al oír la voz de Nick Jonas a sus espaldas. No lo había oído abrir la puerta, ni entrar en la habitación.
—Bella. Ese traje te sienta muy bien.
—Es un poco demasiado... —comentó ella levantando la mano a la altura del escote. Se había quedado sin palabras.
—Estás preciosa. Ven a comer algo. Luego iremos a ver a Tom Munroe. — Miley no tenía otra opción, más que hacer lo que él le sugería. Metió los pies en los zapatos, dando gracias de que no se hubiese estropeado a pesar de la lluvia, y tomó su bolso de encima de la cama.
En el salón de la suite, Nick luchó por controlar su respiración. Cuando había insistido al gerente de la boutique del hotel para que abriese la tienda a las siete de la mañana para elegirle algo de ropa a Miley, no se había imaginado lo impresionante que estaría con ella puesta. ¿Imaginársela? No, aquélla no era la palabra adecuada. No había hecho otra cosa más que imaginársela con aquella sexy lencería que él había elegido, o cómo sería desabrocharle los botones de la chaqueta y dejar al descubierto su cremosa piel. Se metió las manos en los bolsillos de los pantalones y cerró los ojos un momento, obligándose a pensar en su hermana. Por muy guapa y tentadora que fuese la viuda de Liam Hemsworth, y por mucho que su cuerpo la desease, aquella mujer había evitado que su hermana fuese feliz. Había impedido que su sobrino o sobrina tuviera unos padres que lo quisiesen. Cerró los puños al pensar que su hermana Selena no había podido adoptar el apellido del hombre al que amaba. Miley Hemsworth era más cobarde de lo que él había imaginado. Oyó un pequeño ruido detrás de él y se volvió a mirar a Miley. La miró con simpatía, ocultando el dolor que lo consumía cada día. Porque cada minuto que pasaba a su lado, era un minuto que no pasaba cerca de Selena.
—Hay fruta y cereales o, si lo prefieres, salmón ahumado y huevos revueltos. Por favor, sírvete lo que te apetezca —le dijo señalando hacia el carrito cubierto por un mantel blanco.
— ¿Tú has desayunado ya? —preguntó ella tomando un plato y levantando la tapa, deleitándose con el olor a salmón ahumado.
—Todavía no —respondió él. No debería tener hambre. La comida debería ser lo último en lo que pensase, pero desde que había conocido a Miley Hemsworth, dos días antes, todos sus sentidos se habían aguzado. Y le había aumentado el apetito. Todos los apetitos.
— ¿Quieres que te sirva un plato? — ¿Por qué no? ¿Por qué no dejar que le sirviese si era lo que quería? Nick se había dado cuenta de que Miley casi no lo miraba a los ojos, y eso hizo que desease que lo hiciese. Tenía las mejillas ligeramente sonrojadas, lo que quería decir que no estaba tan serena como quería hacerle creer.
—Sí, por favor. Tomaré salmón y huevos revueltos, gracias. — La observó mientras le servía una generosa ración en uno de los platos calientes. Luego se sirvió una más pequeña para ella y llevó ambos platos a la mesa de comedor. Fue casi como si ella fuese la anfitriona allí. Nick apretó los dientes con fuerza. La dejaría seguir soñando un poco más, pero sólo porque en esos momentos no le serviría de nada desvelar su posición. No había reconstruido el negocio de su padre y le había hecho un nombre dejándose llevar por el odio. No, se tomaría su tiempo y, cuando llegase el momento adecuado, le daría directo en el corazón.
El chófer de Nick los llevó al despacho de Tom Munroe. Nick le abrió la puerta a Miley y le ofreció el brazo. Un poco incómoda, por el hecho de que él tuviese la intención de acompañarla a la cita, Miley intentó protestar.
—Estoy segura de que tendrás cosas más importantes que hacer. Estaré bien.
—No, de eso nada. Ayer fue un día muy duro para ti, así que hoy quiero estar a tu lado. Y no intentes convencerme de lo contrario. — Miley no supo si era porque le había puesto la mano en la espalda al entrar al edificio, o por la confianza que había en su voz, pero el caso era que no había conseguido poner ninguna otra objeción, aparte de que Tom le había advertido el día anterior que se mantuviese alejada de Nick Jonas. Por entonces, sólo veinticuatro horas antes, ella había estado de acuerdo. Pero no se había imaginado en aquella situación, ni había pensado que la presencia del hombre que tenía a su lado sería tan imponente, ni tan extrañamente tranquilizadora. Tom Munroe intentó disimular su sorpresa al verlos entrar juntos en su despacho. Se apresuró a avanzar y a tomar las manos de Miley entre las suyas.
—Querida, debiste haberme llamado ayer.
—Oh, Tom —de pronto, Miley sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas al verlo preocupado—. No podía abusar de Helen y de ti. Ya tenéis suficientes preocupaciones. Además, Nick ha sido un gran apoyo —no podía contarle cómo habían reaccionado las otras personas a las que había considerado sus amigas. Volvería a darle un bajón si tenía que admitir que para ellos también había sido un trofeo, igual que para Liam. Un trofeo que, una vez deslustrado, sólo merecía acabar en el cubo de la basura.
—Nicholas —dijo Tom ofreciéndole la mano. Ambos se intercambiaron una mirada, lo que hizo que Miley se pusiese nerviosa. Era evidente que la mirada de Tom Munroe era retadora. Y no había podido verle la cara a Nick, pero había visto cómo la determinación del rostro de Tom se suavizaba un poco—. Bueno, será mejor que hablemos de negocios.
Tom se instaló detrás de su escritorio y tomó un fajo de papeles. Volvió a dejarlos en la mesa, se echó hacia delante, con las manos entrelazadas encima de la mesa; frunció el ceño, preocupado.
—Miley, tu situación es mucho más complicada de lo que yo esperaba. Liam llevaba una temporada teniendo problemas económicos y hacía tiempo que los bancos y otros acreedores lo rondaban. ¿Estás segura de que no sabías lo que estaba pasando? — Miley se sintió avergonzada y tuvo una sensación de amargura en la boca. No, no había tenido ni idea. Se había imaginado que tenía la vida que siempre había querido, y un marido que la amaba. ¿Acaso era aquello tan difícil de entender? Había creído ciegamente en Liam. Era cierto que, si volvía la vista atrás, recordaba haber visto algún correo extraño del banco, algún problema con las tarjetas de crédito, pero nada serio. O eso había pensado ella. Sacudió la cabeza levemente, no se atrevía a hablar.
—Eso pensaba yo. Siento decirte que hay algo más —continuó Tom suspirando y volviendo a tomar los papeles entre las manos.
— ¿Más? —Miley apretó los puños con fuerza.
—Sabías que la mujer que estaba con él cuando tuvo el accidente está siendo mantenida con vida artificialmente, ¿verdad? — Nick se puso tenso en su silla.
—Sí, la policía me lo dijo cuando vino a contarme lo que le había ocurrido a Liam. ¿Pero qué tiene eso que ver conmigo?
—Señor Munroe, no creo que sea necesario que angustie más a Miley con esa información —intervino Nick, con un tono un tanto amenazador.
—Lamentablemente, sí, señor Jonas. Resulta que la mujer con la que Liam tenía una aventura estaba esperando un hijo suyo. De acuerdo con esta información, está embarazada de treinta y dos semanas y los médicos están haciendo todo lo posible por mantenerla en vida hasta que el bebé esté un poco más fuerte. No creen que ella sobreviva al parto. No tengo constancia de que ella haya dejado la tutela del niño a nadie —Tom hizo una pausa y volvió a respirar hondo antes de continuar—. Miley, de acuerdo con el testamento de Liam, tú serías la tutora de ese niño.

DANY

sábado, 22 de junio de 2013

Hooola!!! nose si se acuerdan de mi, pero me gustaria volver a escribir, diganme si quieren q siga mis noves
son:
Almas gemelas
Yo te espero
My Life
bueno besoos
By Agusss

domingo, 31 de marzo de 2013

The Manual Of The Forbidden - The Day Before - Capitulo 231


  
151. Dos semanas después
Estimado Nick,

Una carta de verdad esta vez. Decidí cambiar nuestros veinte correos
electrónicos al día. Además, quería enviarte una cosita.
Estoy muy contenta de que te sientas mejor. Espero que tu madre este siendo
agradable contigo, ¿está tratando de servirte macarrones con queso, la comida de máxima
comodidad? Dile que quieres sopa de almejas en su lugar. Con pan recién horneado.
Por la mañana, nos estamos levantando temprano. Vamos a San Antonio por el fin de
semana. Allen y Jeanie me quieren mostrar el Alamo. Están tratando de convencerme para
conseguir unas botas de vaquero. Ten cuidado. Puede que no me reconozcas cuando me veas
en septiembre.
Disfruta de tu caja de gomas. Está abierta porque saqué todas las de palomitas de maíz con
mantequilla, por lo que no tienes nada de qué preocuparte. Se las di a Allen. Sabes, él dice
que le encantan las de ese tipo. ¿Me pregunto si eso significa que ustedes dos no se llevarían
bien? Es broma. Creo que les agradarías. Y probablemente a ti te agraden. Ellos están bien.
Hablando de gomas, deberías comenzar a trabajar en mi canción. A quién le importa si
duele al cantar, ¡quiero mi canción!, en realidad, realmente espero que no estés sintiendo
demasiado dolor. ¿Tus amigos te han traído algunas revistas sucias? Puedo pedirle a Allen
que compre algunas y te las enviaré, ¡Ja!
Ojalá pudiera llevarte regalos en persona. Pienso en ti todo el tiempo. De hecho, vi una
buena película anoche, y me preguntó si tú la has visto.
Adivina cuál.

Adelante. Adivina.
Besos y abrazos,
Miley


 
F   I   N
_______________________________________________________
Y pues espero que les haya gustado la novela y hayan disfrutado los capitulos y una disculpa por la demora, hasta la proxima. 

The Manual Of The Forbidden - The Day Before - Capitulo 230


150. Él es un buen ejemplo
Es como
el silencio
que sigue
O
la oscuridad
que sigue
Él sabía
qué hacer
para hacerlo mejor.

a la hermosa canción.
al brillo en el aire.
Mientras camino hacia
la puerta,
Tomo una respiración profunda.
qué hacer
para hacerlo mejor.

Como él
me abrazaba,
trataré 
de abrazar
este día
que sigue
al día anterior. 

The Manual Of The Forbidden - The Day Before - Capitulo 229



149. La separación es sólo la tristeza
Intercambiamos todo.
Le digo que me llame
tan pronto como le sea posible
y que me deje saber
que todo está bien.

—¿Cuándo te vas? —pregunta.

—Mi vuelo es a mediodía.

—Con un poco de suerte dormirás.

normal
—Sí —le digo, empujándolo en el costado—,
con un poco de suerte tú también lo harás.

Y luego, la risa,
ayudando a luchar contra las lágrimas.
Me besa, con suavidad,
como la primera vez.

—Me gustaría poder estar contigo —le digo.
Y la risa disminuye
mientras las lágrimas caen de nuevo.

Él sólo puede asentir con la cabeza.

Tomo mi maleta y la abro.
Le entrego mis baquetas.
—Mantenlas a salvo por mí, ¿de acuerdo?

—No hay problema.
Pero yo no tengo nada para ti.

Estoy a punto de decir que está bien,
cuando sostiene su dedo en el aire
y busca en su bolsillo.
Me entrega el centavo.
Nuestro centavo.
360

—Para recordar nuestro día de suerte —dice.

—Nunca lo olvidaré —le susurro.

—Yo tampoco.

Hay un último beso.
El más largo no obstante.

Y luego se ha ido.
  

The Manual Of The Forbidden - The Day Before - Capitulo 228


148. ¿Es esa una promesa?
Apunto hacia el camino.

Y aunque sé que viene.
y que me he estado 
preparando mentalmente,
cuando detiene el carro,
no puedo reprimirlo.


Caen más lágrimas.
Porque quiero que él esté bien
y quiero yo estar bien,
pero más que nada no quiero
que me olvide.

Me sostiene, 
besa mis lágrimas,
y antes de que pueda hablar
susurra:
—Determinemos un lugar, para encontrarnos,
tan pronto como vuelvas.
¿Te agrada el zoológico?

—Lo amo.

—Está bien, el Zoológico de Oregon.
Veintiuno de septiembre, diez a.m.

Y antes de saberlo,
está pasando de nuevo.

—¿Viste esa película? —pregunto.

Se detiene por un momento.
Ama esta parte,
cuando busco sus ojos,
preguntándome si sabe.

Entonces sonríe.

—¿Antes del amanecer?
La película más romántica del mundo,
según mi mamá.
Sí. Bueno, 
estaré ahí.
Y tú también.

Y oh mi Dios, le creo.
Realmente le creo.

Antes del Amanecer: Película estadounidense de 1995 donde Jesse y Céline se conocen en un tren
en Europa, y Céline se queda con él por una noche en la capital austríaca. Al día siguiente deben
separarse. Pero en el último momento, mientras Céline se apresta a abordar el tren, deciden
reencontrarse en el mismo lugar, a la misma hora, seis meses más tarde.

The Manual Of The Forbidden - The Day Before - Capitulo 227



147. Así es como es
La vida es mala
con todo lo bueno.

Los tiburones mortales
con las hermosas estrellas de mar.

Las olas gigantes
con los castillos de arena.

La ruidosa letra
con el ritmo de la música.

La enfermedad hepática
con el amor de un padre e hijo.

El regaliz
con el limón y la lima.

Dulce, hermosa,
viento en tu cara,
Es la vida.
aire en tus pulmones,
besos en tus labios
vida.
  

The Manual Of The Forbidden - The Day Before - Capitulo 226


146. Gracias, Dios
Casi estamos en mi casa.
Quiero decirle
que siga conduciendo.
Que llegue a la autopista
y me lleve con él.

Quiero decirle
que estoy demasiado asustada para ir
y que en serio
no puedo hacer esto.

Que doy una buena conversación
que le diga a otras personas
que estará bien, 
pero cuando es sobre mí
y mi mundo se está
destrozando, 
no puedo hacerlo.

De la nada Nick pregunta:
—¿Piensas en ella?

—¿Quién?

—La otra chica.
La chica que murió.

—A veces.

—Si no te hubiesen,
tú sabes, cambiado, 
tus padres serían
los tristes.

—Sí.

—Es de locos como un accidente
ocurrió para mejor, ¿no?
Como nosotros conociéndonos.
Quiero decir ¿cuáles eran las posibilidades?

Me hace pensar que tal vez Dios
sabe lo que está haciendo.

¿En realidad lo hace?
¿O es todo por casualidad?

Cara: Esta niña.
Cruz: Esa niña.

Yo
o
ella.

Y es ahí cuando me golpea
como una baqueta a la batería.

Soy la afortunada. 

The Manual Of The Forbidden - The Day Before - Capitulo 225


145. Un día antes
Querida mamá:

Me gustaría ser tan fuerte como crees que soy. Me sigues diciendo que
puedo hacer esto, y sólo sigo pensando: ¡No, no puedo! Sinceramente, no sé
cómo lograré pasar por estos próximos seis meses. La abuela dijo que
enviaría a un ángel de la guarda a Texas. Y pienso: ¿puedes enviar a un ejército de ellos?
Sé que tú y papá me aman y me apoyan. Sé que los próximos meses harán todo lo posible
para hacer mi vida mejor. Pero a pesar de eso tengo que ser la única en irme.
De todos modos, lo siento, quiero este día para mí sola. Sé que probablemente estés triste por
eso. Ojalá entiendas.
Volveré. Porque te amo.
Por favor, no te preocupes. Nos vemos mañana.
Con amor,
Miley.